SELECCIÓN DE CUADROS DE LAS DIVERSAS COLECCIONES

Aquí os dejo una selección de mis mejores cuadros os lo he puesto en una presentación, disfrutadla

RELATO (Historia de un girasol y una rama unidos con cadenas)

Querido lector antes de empezar a leer mi relato le agradecería que en el reproductor de música de mi blog situado en la parte superior de la web , eligiese la canción  CONCIERTO DE PIANO EN SOL MAYOR, para que le acompañe en la lectura del mismo

“HISTORIA DE UN GIRASOL Y UNA RAMA UNIDOS  CON CADENAS”

Érase una vez, un desgraciado girasol, al cual el viento, la nieve, la lluvia, los relámpagos y un profundo frío, lo tenían condenado a morir, sólo, en mitad del campo. De tanto sufrimiento y castigo, tenía hasta las hojas rotas y derrumbado tirado en el suelo  y  casi moribundo…, apenas se podía poner de pie.


Un día, milagrosamente, el azahar, ¡quizás!...  el girasol se encontró con una rama, alta y esbelta, fuerte y robusta. Que le dijo ¿qué te pasa girasol que ni siquiera, alcanzas a ver el cielo?..., ¿te puedes dar cuenta que tú, puedes ser un bello girasol?... ¡¡vamos amigo!! yo te ayudaré. Sólo tienes que dejar que te cuide y coger fuerzas. Ya verás, cómo el viento, la nieve, la lluvia, los relámpagos y el frío pasarán. Vendrá un bello Arco Iris y el sol saldrá. Yo te apoyaré, para que crezcas, veas el sol y seas bello y muy alto.


El girasol, cogió fuerzas de donde no las había. Poco a poco,  fue creciendo y creciendo. Sus hojas, retomaban la savia que no tenían. La rama, lo sujetaba fuertemente agarrando al girasol con fuertes cadenas alrededor de él. Sin darse cuenta ninguno de los dos… terminaron ambos entrelazados, abrazados, unidos con una  fuerza inmensa. El girasol, y la rama se fundieron en un solo cuerpo. El girasol, había crecido tanto… que sus ramas terminaron abrazando con ternura a la rama. Y la rama se incrustó también ayudada por las cadenas en el tronco del girasol. Dejando éste, derramar su savia, por no querer aceptar, que la rama ya había cumplido con su misión. Un día, las cadenas que a ambos los entrelazaban, se oxidaron, con las “inclemencias del tiempo”, llegándose a romper. Lo que produjo una dolorosa,  fuerte, y amarga ruptura.


La rama, se quedó sin sus cadenas, a las que le unían con ternura al girasol. Y el girasol, llorando intensamente,  muy dolorosamente y amargamente, se percató que ya la rama no lo acompañaba, sintiendo soledad, tristeza, miedo  por   las circunstancias, desolación y una amarga y profunda pena. Al girasol, se le quedó una herida sangrante y profunda, del profundo hueco que dejó la rama en su tronco, y por la ausencia de su compañera, de la que se convirtió en  su íntima amiga, su empuje en el tiempo, su apoyo, su sujeción, su aliento… una huella en su tronco de aquella rama, alta y esbelta, fuerte y robusta, a la cual se entrelazó con ternura, como su única salvación. Y a la cual se agarró, se sujetó, se amarró, como un clavo ardiendo, con todas sus fuerzas para sobrevivir.


El girasol, triste y amargamente, perdió el sol del día que le daba el calor para agarrarse a la rama. Sólo, y triste, aunque fuerte, robusto y alto, le quedó sólo la tenue luz de las estrellas de la noche. El girasol, quiere seguir creciendo, para intentar rozar una estrella y volverse a sostener, pero sabe bien, que las estrellas son inalcanzables, y también sabe bien, que al crecer,  en su tronco… la grieta se agrandaría. Y al pobre girasol, malherido, sólo le esperaría morir desangrado, o con un milagro… tal vez… retome  y renueve su savia la herida de su tronco, quedando una pena en su interior como condena, por haber querido tanto, y tan profundamente, a esa rama y una  cicatriz para toda su existencia. 



Esta ha sido la bella y triste historia de un girasol y una rama, basada en hechos reales.





A pesar, de que a nuestro amigo girasol,  se le quedó una profunda y dolorosa pena por la ausencia de aquella rama a la que tanto quiso, y una cicatriz en su tronco…un día, cogió fuerzas y pensó: ¡si la rama me salvó de morir, no puedo consentir ni permitir que poco a poco me deje morir!... sería, como si la sujeción, el aliento, el calor, el apoyo, el cariño… de aquella rama, hubiese sido en balde. La rama, ayudó con empeño, tesón, fuerza, energía, sacrificio, entrega, fidelidad,  a nuestro amigo girasol para que fuera, alto, fuerte, robusto y bello. Cogiendo fuerzas y mentalizándose que tenía que sobrevivir, luchar por él mismo… para seguir siendo aún más alto, fuerte, robusto y bello… nuestro amigo girasol, aprendió que todo en la vida tiene un principio y un final y que nada es para siempre. El girasol viendo el brillante color de sus pétalos, que se alimentan del sol, viendo la clorofila por sus venas correr, haciendo a sus hojas de color verde esmeralda, viendo la fuerza, con que se agarra su tronco a la tierra…pensó renacer, con una misión, y es que ninguna herida interna o externa, por muy profunda que fuera, que ninguna incertidumbre por las adversidades del clima, que ningún sufrimiento interno o externo, harían que dejara de ser un girasol alto, fuerte, robusto y bello. Cuando llegaba la noche, ya no miraba a las estrellas como antes, esperando que lo sostuvieran, que bien sabe nuestro amigo girasol, son inalcanzables, ni derramaba una lágrima dejando escapar su savia. Decidió, ser autosuficiente en todos los sentidos. También decidió, fortalecerse interiormente, para no ser vulnerable. Decidió, continuar su vida solo, con toda decisión de superación y esfuerzo. Sólo sonreía al sol, con su dulce y bella sonrisa, extendiendo sus pétalos llenos de color y vitalidad irradiando su fuerza,  su color, su energía, su luz… nuestro amigo girasol, apostó por él, con firmeza, decisión y seguridad. Y a la que fue, su sujeción, su guía, su calor, su empuje, también su cariño, su íntima amiga, su compañera  en el tiempo, y me refiero, a nuestra amiga la rama, a la cual recordará y  nunca la olvidará, y a la que seguirá respetando y  queriendo  mientras que él tenga vida, le está y le estará siempre eternamente agradecido por salvarle la vida. Esa vida, que nuestro amigo girasol, ahora, aunque solo, la tiene llena de ilusión, color y esperanza en sí mismo, y todo esto, se lo brinda a la rama, a las estrellas y a sol. El sol, que es su propia energía interior, su fuerza, su capacidad de remontar, su capacidad de superación, su lucha decidida contra las adversidades del clima, contra las enfermedades, contra los contratiempos, contra las incertidumbres… el creer totalmente y  sinceramente en sí mismo, en sus cualidades,  virtudes, y habilidades,  para seguir en la vida, esa vida que apunto estuvo de perder y que  la rama salvó, por que es lo más bello y valioso que tiene.               



Jaén, 21/12/2011                     Ana María Serrano Piedra



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